En una entrada anterior ya
hemos explicado el origen de los fondos que mantienen vivo al
movimiento negacionista climático. Pero aunque la inmensa cantidad de
dinero que fluye hacia el negacionismo es un factor importante (puede
que el más importante), hay aspectos que no explica.
La principal característica que queda inexplicada si nos limitamos a
examinar el dinero es el de la diferencia en cuanto cala la propaganda
negacionista según la ideología. Así, por ejemplo, en Estados Unidos, el
84% de los demócratas consideran que hay pruebas sólidas de que el
clima terrestre se está calentando, frente al 67% de los republicanos. Y
si preguntamos a los seguidores del ultraconservador movimiento Tea
Party, el porcentaje se queda en un mínimo 25%. A la pregunta de si el
origen de ese calentamiento es la actividad humana, el 64% de los
demócratas piensan que el cambio climático es antropogénico, frente a un
44% de republicanos y un 9% de seguidores del Tea Party.
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